Es claro que lo jóvenes ( y también quienes no lo somos tantos) están cansados de los estilos tradicionales de la política y la reflexión social. En ella perciben vacío e inconsecuencia.
Por otro lado, los niños y jóvenes tienen prácticas de consumo de medios que los han expuesto a narrativas novedosas, donde se instalan nuevos valores estéticos y formas de percepción diferentes a los que crecimos en el pasado analógico. Ya los hemos escuchado: Su consumo es fragmentado, multimedia, icónico, etc, etc. Todos códigos que hacen que el tradicional discurso sólo sea percibido como una "soberana lata".
No es que los jóvenes no participen, de hecho nunca antes el voluntariado fue un fenómeno tan extendido como en la actualidad; pero muchos esperamos que sea hagan parte más activa en el diseño de los rumbos de nuestra sociedad. Su desafección sólo hace que la conducción de este país quede en manos de unos pocos en los cuales pocos confiamos.
Debemos entender que darle importancia a la nuevas narrativas es el primer acto de respeto que se debe tener si se quiere establecer cualquier esbozo de diálogo con el mundo juvenil. Si este tema no es parte de la estrategia de comunicación, y más importante aun, de la estrategia de cariño, con nuestros jóvenes, seguiremos en un mundo opuestos y seguiremos reclamando por una integración, que en definitiva nosotros mismos (los adultos) no hemos sabido propiciar. El arte es un camino.
Autor:
José Becerra Pineda
Periodista
